4 abril 2013
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Con la mirada fija en el futuro y la
sonrisa a flor de piel, ellos se empinan. Estudian, trabajan, se
divierten, combaten, contradicen, cambian, revolucionan. Ellos son la
vanguardia y lo saben. No hay tiempo para temores, y si aparecen… los
vencen. Equivocarse, en ocasiones, es también una forma de crecer.
La juventud cubana avanza constante, con
paso firme, no se deja amedrentar por esos que pretenden minimizarla.
Defiende sus raíces y su historia. Con la guía de sus líderes construye
socialismo, cree en la igualdad plena de los hombres, sueña con un mundo
mejor posible.
Ya lo dijo Martí: la juventud es la edad del crecimiento y del desarrollo, de la actividad, y de la viveza, de la imaginación y el ímpetu.
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