martes, 26 de octubre de 2010

Bloqueo, no utopía

En cierta ocasión visité la sala de oncología del Hospital Pediátrico de Camagüey Eduardo Agramonte Piña para realizar un reportaje periodístico sobre una donación de obras de arte de artistas camagüeyanos. Allí conocí a varios niños con diferentes padecimientos, entre ellos estaba uno que llamó poderosamente mi atención por estar vendada prácticamente toda su cabecita y un ojo, tendría cuando más siete años y aunque no recuerdo su nombre, no puedo olvidar la historia que sobre este paciente me hiciera la médico de la sala. Este pequeño paciente sufría de un tumor congénito que crece en la retina. La historia fue más escalofriante al conocer que debido al bloqueo que Estados Unidos impone a Cuba, no se podía llevar un tratamiento óptimo con este niño porque necesitaba unas placas de Yodo Radiactivo que sólo pueden ser compradas en el Imperio del Norte.
La experiencia de este niño camagüeyano y de su familia se repite por toda Cuba, como una suerte de san benito que no nos podemos quitar de arriba, por el capricho injusto de una política cruel.
Por más de cincuenta años los sucesivos gobiernos de norteamericanos utilizan esta herramienta política para desestabilizar a la Revolución cubana. El bloqueo económico, comercial y financiero, la subversión y la guerra psicológica y propagandística han sido instrumentos permanentes de una política sistemáticamente dirigida a tal fin. Por sus características el bloqueo se considera como un acto de genocidio y como acto de guerra económica. Las sanciones unilaterales contra Cuba tienen un extendido efecto fuera del territorio norteamericano sobre empresas y ciudadanos de terceros países. Por ejemplo Cuba continúa sin poder exportar e importar productos libremente y servicios hacia Estados Unidos y desde este. Nuestro país tampoco puede utilizar el dólar americano en sus transacciones internacionales, ni tener cuentas en esta moneda en bancos de terceros países si es un nacional o empresa cubana, así como no se le permite tener acceso a créditos de bancos en estados Unidos, filiales en terceros países y en instituciones como el banco Mundial, el FMI o el banco Interamericano de Desarrollo.
La lista es interminable de cubanos que han sufrido las injusticias de este bloqueo. Muchos somos los cubanos que en un día como hoy estamos al tanto de las votaciones, con la esperanza apostada por que se desaten las injustas cadenas. Es cruel el bloqueo, es ilícita la política que nos imponen, es extremadamente inhumano que nos cerquen económicamente en un mundo que apuesta el intercambio entre naciones para su supervivencia. Los cubanos hoy sabemos que el Bloqueo no es una utopía.

viernes, 22 de octubre de 2010

Exportar o importar ­­¿Cuál es la cuestión?

La cuestión es de supervivencia, al menos así lo debemos de interpretar los camagüeyanos. Producir es la única variante que tenemos para lograr abastecernos y ayudar a la economía del país.
Mucho se ha andado en este sentido en la provincia agramontina. La elaboración de un diseño viable de la estrategia para la sustitución concreta de importaciones, permitiría una explotación al máximo de las potencialidades productivas que en este sentido tiene el territorio. No es mera consigna, cuando decimos que la producción de alimentos es una cuestión de seguridad nacional.
El Vicepresidente del Consejo de Estado Esteban Lazo Hernández en nuestra provincia planteó: “Para mantener a nuestro pueblo las principales conquistas sociales, en medio de la situación económica actual, tenemos que ingresar más y gastar menos, sustituir más importaciones, incrementar las exportaciones, dirigir las inversiones priorizadas hacia actividades productivas”.
La provincia estudia para implementar mejor su estrategia de producción, los records históricos en las producciones de arroz, leche y carne para intentar igualarlos o incrementarlos. En el sentido de la sustitución de importaciones Camagüey en el 2007 contó con 81 productos, para el 2008 llegó a tener la participación de 131 productos, en el 2009 se aprobaron 106, y en el año que cursa el plan de la provincia cuenta con 81 representaciones. En el plan de fondos exportables del país en el 2010 participan 8 organismos agramontinos y 14 empresas, con un total de 19 productos, de ellos 4 exportaciones de servicios.
Afectaciones del clima, variantes para la transportación en cajas de las maltas embotelladas, modificaciones en la entrega de larvas de camarón, poca captura del tiburón por la no manifestación de la especie, incidencia en la producción de miel por la poca floración, son algunas de las actuales preocupaciones de los productores agramontinos, a las que se suman problemas organizativos.
Estas insuficiencias indican que aún queda mucho camino por andar. Existen cuestiones subjetivas y objetivas que deben resolverse. La provincia se pronuncia por una mejoría en las producciones de arroz, maíz, frijol, carne y leche en todos sus municipios. Además en las exportaciones se realizan proyectos integrales de productos para exportar como frutas y vegetales frescos.
Por otra parte se debe concretar la producción de miel y atender los fertilizantes y las piezas de repuestos, movimiento este que a través del Forum de Ciencia y Técnica, constituyen una fortalezas del territorio.
Sistematicidad en las producciones, calidad también es una formula que debe primar en el trabajo de los agramontinos. Constituye, sin dudas, una cuestión de supervivencia la sustitución de importaciones y el incremento de las exportaciones. El modelo económico actual de Cuba así lo necesita. A cada cual le toca entonces su granito de voluntad.

lunes, 18 de octubre de 2010

POR QUÉ TODAVÍA NO ME COMPRÉ UN DVD

Eduardo Galeano
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto con mi mujer lavábamos los pañales de los críos. Los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita; los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda (incluyendo los pañales). ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!
Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. Y nuestras hermanas y novias se las arreglaban como podían con algodones para enfrentar mes a mes su fertilidad.
¡Nooo! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto.
Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida. ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas y escupideras de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.
¡Nos están fastidiando! ¡¡Yo los descubrí. Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
¿Dónde están los zapateros arreglando las medias suelas de las Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa?
¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y mientras tanto producimos más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto:
¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de xx años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII). No existía el plástico ni el nylon.
La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban.
De por ahí vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que educaron en el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo' pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'.
Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que además cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo)
Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita.
¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto.
Y guardábamos. ¡¡Como guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡Guardábamos las chapitas de los refrescos! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! Las cosas que usábamos: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables.
Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave.
¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín. Las cosas no eran desechables. Eran guardables.
¡¡Los diarios!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'este es un 4 de bastos'. Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa (broches) y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos.
Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada. Ni a Walt Disney. Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡minga que la íbamos a tirar! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas.
Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de bollones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella. Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos.
¡Ah¡ No lo voy a hacer!
Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad es descartable. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la bruja como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva.
Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la bruja me gane de mano y sea yo el entregado.
Hasta aquí.
Eduardo Galeano

viernes, 8 de octubre de 2010

El Che

A pesar de que muchos intentan acercarlo a las maldades de la vida, comparándolo con criminales o endemoniados hombres, el Che o Ernesto Guevara de la Serna es una figura emblemática para la juventud latinoamérica y del resto del mundo. El por qué, o mejor dicho, los por qué son diversos. Quizás el acercamiento a un héroe que bajado de su pedestal nos da lecciones de humildad y humanismo puede ser uno de los motivos. Hoy comparto algunas de las anécdotas que he recopilado por algunos años. Vivencias de un hombre que llevaba como estrella la solidaridad mundial y la honestidad.

El viejito de la bicicleta
Mariano Rodríguez cuenta en el libro Con la Adarga al Brazo que un día salían de Fomento en el Chevrolet del Che y este iba manejando, pero aparece en la carretera un viejito manejando una bicicleta que llevaba en la parrilla una guataca con el cabo apuntando para la vía. El Che no ve el cabo de la azada y al cruzar toca con el guardafango derecho el palo y lanza al viejito y la bicicleta a la cuneta. Automáticamente detiene el auto y se preocupa por la salud del anciano, quien está sentado mirando los golpes que se ha dado su bicicleta. Llega el Che y le pregunta: ¿Se ha dado algún golpe? ¿Le ha pasado algo? Levanta la cabeza el viejito y cuando reconoce que era el Che le dice: - ¿Pero fue usted quien me arrolló? Sí, por desgracia. Y el viejito decía: “¡Qué desgracia de qué! ¡Qué suerte tengo yo, que usted me haya arrollado! ¡Usted sabe lo que es que yo le diga a mi familia que usted me arrolló! ¡Qué suerte tengo yo de haber salido hoy…! ¡Si no salgo hoy usted no me arrolla! ¡Qué clase de suerte tengo yo!”
El Che sonriente exclama: “Todavía este hombre me da un beso por haberlo arrollado…” Le dice al viejito: “Déme acá su bicicleta para mandársela a arreglar”. Pero el viejito argumenta “¿Arreglar? ¡No! ¡Qué va! Esta bicicleta yo no la arreglo ya nunca más, esta bicicleta la guardo para enseñarla a mi familia del día que tuve la suerte de conocer a Che Guevara…” De todos modos el Che le envió posteriormente una bicicleta.

La exigencia.
Era exigente en el cumplimiento de los horarios y como ejemplo puede recordarse que cierto día concertó una partida de ajedrez con el maestro internacional José Luis Barreras, directivo del juego ciencia. Barrera llegó algunos minutos pasada la hora. Después del saludo conversaron sobre varios temas y cuando su interlocutor le preguntó: ¿Cuándo comenzamos a jugar?, recibió una respuesta tajante: “Oiga, la disciplina es fundamental en la vida. Acordamos a las nueve de la noche y usted llegó después, por lo tanto, hoy no jugaremos”.

Un ejemplo de humildad.
El Che tenía una gran humildad, dijo Salvador Vilaseca. Cuando fue nombrado Presidente del Banco, llamó a un amigo para que fuera a trabajar con él en un cargo de importancia de esa institución. El amigo asustado por la responsabilidad que el cargo significado, le objetó no creía tener condiciones para desempeñarlo, puesto que no sabía nada de banca, a lo que el Che le contestó: “Yo tampoco sé nada de eso y estoy de presidente”. Con esta respuesta dio dos lecciones al amigo, una de humildad y otra del deber que tiene todo revolucionario de ocupar puestos que la Revolución le asigne.

La tatagüita.
Este cuento fue durante una reunión en Pinar del Río, allí había varios compañeros y sucede que le tocaron su punto débil. Este punto débil es que se dudara de su calidad como piloto. Y resulta que salimos de allí y nos dirigimos al aeropuerto; en el camino, Che invita a algunos compañeros para que fueran con nosotros en nuestra tatagüita, para mostrársela. Y el compañero Carlos Rafael Rodríguez dice: “No, Che, nosotros nos vamos a ir en el otro avión, el grande, porque lo que pasa es que estamos muy apurados... otro día que tengamos más tiempo pues vamos contigo, y probamos tú avión pero hoy tenemos prisa”.
Bueno, él se sube al avión nuestro, se sienta y me dice: Eliseo, me han dicho que la tatagüita no corre, que están muy apurados… ¡Me gustaría llegar primero! Y yo, bueno, Comandante lo que pasa es que el avión de ellos es más poderoso; y, además, tiene salida primero que el nuestro, como nosotros no podemos entrar en pista antes que ellos estén en el aire, todo eso… Pero él: bueno sí, pero de todos modos vamos a ver si hacemos algo. Y cogió el control, entró en pista y despegó con “viento de cola”, o sea, para no tener que llegar hasta el extremo de la pista y despegar con dirección a La Habana, despegó con dirección a Pinar del Río, giró rápidamente y trató de colocarse debajo del otro avión, que era un IL-14. Como el IL-14 no sabía las intenciones del Che iba a su marcha normal, mientras que nosotros lo hacíamos a todo lo que daba nuestro Cesna. Y llegamos a Ciudad Libertad. Y allí esperamos a oír por dónde se iba a tirar el IL- 14. Este pidió pista para aterrizar por la cuatro, y nosotros pedimos hacerlo por la ocho. ¡Naturalmente, la cuatro era más grande, se extiende hasta casi los límites del antiguo colegio de Belén, mientras que por la ocho nosotros llegamos enseguida a la rampa y nos apeamos! Con la misma vamos hacia donde están los compañeros del aeropuerto que llevaban la escalerilla al IL-14 y el Che se la pide a ellos. Coge tú por allí, me dice y seguimos empujando entre los dos la escalera. Bueno, la ponemos contra el avión grande y cuando abren la puerta asoma en ella Carlos Rafael, ve al Che y se vira, algo sorprendido, y dice: “¿Eh? ¡Che!” Y el Comandante, jocoso, le dice: Como me dijeron que están muy apurados vine corriendo a traerles la escalera…

martes, 5 de octubre de 2010

Gabriel García Márquez

“Debemos arrojar a los océanos del tiempo una botella de náufragos siderales, para que el universo sepa de nosotros lo que no han de contar las cucarachas que nos sobrevivirán: que aqui existió un mundo donde prevaleció el sufrimiento y la injusticia, pero donde conocimos el amor y donde fuimos capaces de imaginar la felicidad.”

(Tomado de la página de G.G.Márquez, en los Nobel de Literatura)

lunes, 4 de octubre de 2010

A 45 años de la carta de despedida del Che a Fidel

(Tomado de cubadebate)

El 3 de octubre de 1965 se dio a conocer que el Partido Unido de la Revolución Socialista adoptaba el nombre de Partido Comunista de Cuba y se presentaba su primer Comité Central. En especial conjunción, Fidel daba lectura a la carta de despedida de Che Guevara.

Aquella noche, el presidente Fidel Castro tuvo a su cargo el Informe y la presentación del Comité Central, del cual dijo: “No hay episodio heroico en la historia de nuestra patria en los últimos años que no esté ahí representado”.

“Hay una ausencia en nuestro Comité Central -continuó Fidel- de quien posee todos los méritos y todas las virtudes necesarias en el grado más alto para pertenecer a él y que, sin embargo, no figura entre los miembros de nuestro Comité Central.”

Fidel entonces dio lectura, en medio de una indescriptible tensión dramática, a la carta de despedida del Che.

Uno de los dos primeros acuerdos adoptados por el Comité Central, aclamado de forma unánime, fue el de tomar el nombre de Partido Comunista de Cuba, y el segundo fue la fusión de los periódicos Revolución y Hoy, para crear uno nuevo que llevaría el nombre de Granma “como símbolo de nuestra concepción revolucionaria y de nuestro camino”.

Día histórico, momento trascendental de ejemplo de unidad revolucionaria. Como dijera Fidel aquel 3 de octubre de 1965: “Defenderemos, como hemos defendido hasta hoy, nuestros puntos de vista y nuestras posiciones y nuestra línea, de manera consecuente con nuestros actos y con nuestros hechos. Y nada nos podrá apartar de este camino”.

Carta de despedida del Che a Fidel


“Año de la Agricultura”
Habana

Fidel:

Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.
Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la Direccón del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario.
Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.
Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.

Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor revolucionario,

Che