La ganadería caprina de la provincia de Camagüey reporta en el año un importante crecimiento en la venta de leche a la industria procesadora, signo de posibles incrementos en el futuro inmediato.
De acuerdo con una información de la empresa Productos Lácteos Camagüey, los criadores comercializaron con la entidad 773 mil litros del alimento, un 45 por ciento más en relación con el registro de 2009.
Este resultado tiene entre sus causas el aumento de los ordeñadores y de la masa animal.
La delegación del Ministerio de la Agricultura indicó que muchos de los usufructuarios de terrenos del Estado gracias al Decreto-Ley 259, en práctica desde septiembre de 2008, se inician con la ganadería caprina, con una amplia cantera de alimentos, como bejucos, malva y marabú en sus primeros estadios.
Tal característica ayuda a los nuevos productores en el control de la maleza, a la vez que les permite crear un capital para diversificar la gestión agropecuaria.
El aumento en la comercialización de leche de cabra se expresa también en el resto de Cuba.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas, en 2004 el alimento procesado en la industria fue de casi un millón 360 mil litros, y en 2009 rebasó esta cantidad en más de 950 mil.
La entidad procesadora paga el litro de esta leche por su calidad, y puede rebasar los 3.70 pesos.
Guillermo Vives, campesino de la cooperativa Abel Santamaría, ubicada en las cercanías de esta ciudad y una de las mejores del país en ganadería vacuna, dijo que la cría de cabras le resulta favorable porque posee poco terreno y pastorea el rebaño en sitios próximos a su vivienda.
Mayor aportador de leche a la empresa estatal en los últimos años, Vives bajará en 2010 a unos 10 mil litros, de los 19 mil en el precedente, a consecuencia de las lluvias frecuentes desde agosto en la zona que dañaron a los animales.
Sin embargo, confía en retomar la delantera, pues estabiliza una masa de 130 hembras y acondiciona 13,4 hectáreas que recibió en usufructo para mejorar el hábitat de su ganado.
La leche de estos ejemplares no tiene calostro y es de composición compleja, color blanco y opaco, de sabor ligeramente dulce y de acidez casi neutra, y sus propiedades permiten emplearla como alimento de gran valor nutricional para enfermos y personas intolerantes a la lactosa, por su favorable digestibilidad.
Su destino son los centros hospitalarios o su venta subsidiada a personas que por prescripción médica la deben consumir. (Lucilo Tejera Díaz / AIN)
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