Los trabajadores de la prensa en Camagüey condenan la escalada desinformativa que llevan a cabo los enemigos de la Revolución cubana.
Quienes mejor que los periodistas de esta nación para conocer las dificultades por la que atraviesa el país, justamente agravada por el feroz bloqueo a que nos tiene sometido el imperio yanqui durante más de 50 años.
Pero son problemas de índole económico, porque la voluntad, el espíritu de lucha, la solidaridad, la unidad del pueblo, el deseo de consolidar el socialismo, el respeto a los héroes y mártires y el eterno amor a la Patria, son inclaudicables.
Nuestra guerra es ideológica, es de pensamiento, máxime, cuando ha estallado una campaña mediática para querer desacreditar la obra que se erige en la tierra de Martí y Fidel.
Nos ofenden las declaraciones cínicas de Hillary Clinton, la posición de la Unión Europea, la conducta solapada de Obama, las acciones de mercenarios cubanos, el odio de la mafia miamense y las sucias declaraciones de algunos personajes, gobiernos y organizaciones extranjeras.
La verdad, la justicia, la hermandad, el perenne combate por la paz y la igualdad entre los hombres y mujeres del mundo están aquí. Aún, en condiciones difíciles, auguramos un futuro luminoso, avalado por la historia que se ha vivido.
La respuesta de nuestros jóvenes, combatientes, la del Partido, de Fidel y Raúl, la de nuestro pueblo, es la de los trabajadores de la prensa en Camagüey.
La orden está dada: No ceder un ápice a nuestros principios, no claudicar ¡JAMAS¡.
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